Recorro el mercado navideño, donde los puestos de madera decorados con coronas de pino ofrecen una variedad de artesanías locales, desde figuras de madera talladas a mano hasta tejidos tradicionales y adornos navideños. El aire fresco está impregnado con el dulce aroma de las pastas de jengibre y el humo de las chimeneas cercanas. El sonido de villancicos polacos se mezcla con las risas de las familias y el bullicio de los turistas, creando una atmósfera festiva que llena de calidez la fría ciudad.

El Parque de Santa Claus Village es uno de los principales atractivos, donde los niños hacen largas colas para conocer al mismísimo Papá Noel, rodeado de luces brillantes y decoraciones navideñas. Es imposible no dejarse contagiar por la magia del lugar, donde todo parece irreal, como si estuviéramos en el corazón de una fantasía navideña.